Yo no conocía
este dolor
y esta tortura
me es nueva.
Un peso en el pecho,
y el corazón
rodeado de presión,
nunca antes
lo había sentido.
Pero hoy sí.
Muy secos los ojos,
débil caigo
Ante este enemigo
sin respirar.
Totalmente sola,
agobiada
y golpe tras golpe,
cae sobre mí.
Mi cuerpo doblado,
–¡Ya no puedo!—
declaré mi verdad
mas sin saber
que era mentira.
Yo no conocía
este dolor.
Estoy descubriendo
(muchos saben),
con el sufrimiento,
se puede vivir.