Escalé.
Con un peso imposible,
monté esas cumbres.
Llevé hasta las cimas,
sudando, sangrando,
mi cuerpo fatigado.
Lo logré,
tortura inolvidable.
Ahora, me enfrento
con una cumbre nueva.
No hay mas opciones
hay una cuesta nueva.
¡Otra más!
Respiro muy profundo.
Levanto las manos:
asirme de las rocas
con manos sangrientas
y comenzar de nuevo
a escalar.