Créeme, viajar en avión no es como era antes. Uy, joven, si te contara… ¿ves ahorita como tú y yo tenemos que compartir un descansabrazos? Ay, pues, en mis tiempos, no sólo tenía cada quién dos descansabrazos sino teníamos espacio… espacio para estirar las piernas, espacio para poner la bolsa de mano o el maletín entre los asientos… Viajar ya no es como antes.
¿No me crees? ¡En esos tiempos, viajar era un placer! Llegábamos al aeropuerto y nos trataban como verdaderos clientes. Nos ofrecían té y café antes de abordar, una vez a bordo nos ofrecían varios periódicos y revistas, además de más té y café. Recuerdo, una vez que viajé a Chicago con Ignacio, en paz descanse, y justo al sentarnos una señorita se acercó y le dijo que le gustaba su corbata. Pues, me puse muy celosa, es que Ignacio era mi esposo y ¡qué atrevida la señorita! Aparte, muy bien vestida también. Es que así era en los aviones antes. Era una salida, íbamos de vestido, de corbata… bien arreglados. No como hoy… ¡ve nomás a esa muchachita! ¿Lleva pijama? ¿O es un pans? Y luego ese chongo que parece que ni se cepilló el cabello…
Pero, así es… la vida cambia y los jóvenes… los jóvenes ya no son como antes. Tú te ves bien y respetuoso pero, hace ratito estaba haciendo fila en una tienda para comprar este café, que no es tan rico como el que hago en casa, ¿eh? Ése sí es café. Café de olla… con un poco de canela y piloncillo… uy, riquísimo.
Pero, bueno, es lo que único que tenían en la tienda… pero, en la fila, un joven se formó detrás de mí y cuando di la vuelta para saludarlo, ¡casi choco con su mochilota! Me estaba dando la espalda porque se estaba tomando una… ¿cómo les llaman a esas fotos que uno se toma sólo? ¿Cómo?¿Sel… qué? Ei, una selfie. ¡Pues, qué mala educación, casi tumbarme por andar tomando fotos en su celular…! Pues, cuando lo saludé y se volteó, vi que llevaba una playera muy grande, le quedaba mal, y un pans muy corto… ¡le llegaba apenas debajo de la rodilla! Se veía tan mal… ¡ni supe cómo reaccionar! Además, ni me respondió de manera cordial, fue muy cortante.
No, joven, como usted ya no son muchos… así de corbata, con zapato boleado y muy dispuesto a saludar y conversar…¿qué pasó? ¿Necesita irse? Ah, se tiene que cambiar de lugar, ¡qué lástima! ¡Y justo cuando nos estábamos conociendo! ¿No hay forma de que se queda aquí para seguir platicando? Bueno… pues espero que tenga buen viaje y quizás nos topemos en el aeropuerto al llegar. A ver si ellos tienen mejor café… Ah, lleva prisa. Bueno, entonces, será en otra ocasión… sí, bueno…
