un David en un mundo de Micales

David, en su celebración del regreso del arca, se rindió totalmente a la adoración.

Olvidó su posición de rey. Se olvidó de los miles que lo observaban y se olvidó del prestigio  de la familia de su esposa.

David, adorando, bailó.

En nuestro día, la adoración no siempre se asocia con el movimiento físico. Y está bien.

Sin embargo, la adoración es un rendimiento total de control al Señor, al Dios de los cielos.

Al adorar, uno reconoce total sumisión a tan grande y glorioso Ser.

Eso era lo que David estaba haciendo ese día.

Mientras tanto, Mical, no pudo dejar a un lado su dignidad humana, su prestigio real, ni su pragmatismo moderno.

Mical me hace pensar en mi generación.

El mundo está lleno de Micales. Personas que mientras reconocen la existencia de Dios, ¡tampoco se van a rendir fanáticamente a Su voluntad! Que contentos de poseer una Biblia, no se imaginan lo que sería dedicar su tiempo libre a la presencia de Dios. Que mientras aman a Dios, tampoco sacrificarían su dignidad por servirle.

Pero, yo quiero ser como David.

Quiero poseer la Biblia y llenar mi corazón, mente y boca de ella. Quiero celebrar una vida repleta de la presencia del Dios vivo. Quiero rendir mi voluntad completamente a la autoridad del Dios Todopoderoso.

¿Y tú? ¿Te atreves a ser un David en un mundo de Micales?

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Imagen de Dương Trần Quốc / CC-BY

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