Reseña: El obstáculo es el camino

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La primera vez que leí El obstáculo es el camino de Ryan Holiday, leí el libro en inglés, publicado por Penguin Random House en 2014. Pero acabo de encontrar una traducción del libro publicada por Océano en 2019, lo que me emociona ¡porque ahora puedo compartir este buen libro con todos mis amigos en el blog! Es un libro basado en la antigua filosofía del estoicismo y (obviamente) trata de cómo superar los obstáculos en la vida. Aunque no fue escrito por un cristiano, ni tiene una visión cristiana del mundo, el libro tiene mucho que ofrecer.

El libro está dividido en tres secciones: I. Percepción, II. Acción y III. Voluntad y cada sección tiene varios capítulos. La primera parte enseña que la disciplina de la perspectiva lo es todo al enfrentarnos con obstáculos. Nos dice que la perspectiva es poder, dependiendo de ella podemos quedar totalmente derrotados por dificultades en la vida o podemos adoptar la perspectiva estoica:

“Quizás no quise que sucediera, pero yo decido cómo me afectará. Nadie más tiene ese derecho.”

Después de reconocer el poder de la percepción, el libro habla sobre controlar las emociones, no dejar que las emociones nos controlen (esto no implica negar su existencia) y esto me sonó un poco a lo que nos enseña la Biblia. La sección concluye tratando de lo que sucede cuando sabemos el poder que tiene la perspectiva y controlamos nuestras emociones: podemos cambiar nuestra perspectiva, pensar de manera diferente y prepararnos para lo siguiente: actuar.

“Las mejores ideas surgen en donde los obstáculos iluminan nuevas opciones.”

En la sección sobre la disciplina de la acción, el autor habla sobre la importancia de hacer algo, de poner en práctica la persistencia, de usar los obstáculos para superarlos. Pero, enfatiza que no se trata de hacer lo que sea, sino que se trata de persistir sin perder el enfoque. (De nuevo, esto me recuerda a los principios que encontramos en la Biblia sobre la vida cristiana, una larga carrera en la cual puede ser fácil perder el enfoque. )

“Como disciplina, no es que cualquier tipo de acción funcionará, sino sólo una acción dirigida.”

Y nuestras acciones definen el camino de nuestra vida. Me impactó la verdad que presentó: no podemos controlar lo que nos sucede, pero podemos controlar cómo reaccionamos a lo que sucede.

“En cada situación, la vida nos está haciendo una pregunta y nuestras acciones son la respuesta.”

La segunda sección concluye recordando al lector que hay que estar preparado para que nada funcione: ni la persistencia, ni aprovechar las crisis para hacer un cambio, ni la acción enfocada… a a veces el obstáculo ahí seguirá. Y hay que reconocerlo.

La sección sobre la disciplina de la voluntad es muy interesante, porque no sugiere como muchos, que simplemente si hay algo que quieres o deseas, lo puedes tener si lo quieres lo suficiente, que con sólo desearlo mucho, puedes obtener algo. Al contrario, dice algo sorprendente, casi cristiano.

“En realidad, la voluntad tiene mucho más que ver con rendirse que con fuerza…La verdadera voluntad es humildad, resiliencia y flexibilidad.”

Toda esta sección trata, no de lo que uno quiere o desea (la interpretación más común de la voluntad), sino de aceptar lo que sucede y de perseverar, sabiendo que hay algo más grande que uno.

“Porque si sucedió, es porque tenía que suceder y estoy contento que haya sucedido cuando sucedió. Me corresponde hacer lo mejor de la situación.”

Aquí es donde difiere su filosofía de la cristiana, porque nosotros no creemos que las cosas suceden porque “tienen que suceder” sino porque son o causadas o permitidas por Dios. Sin embargo, sí creemos que Dios tiene un propósito al traer o permitir cada obstáculo en nuestra vida. La idea final, es similar, hay un propósito detrás que me da esperanza y motivación para seguir adelante, ¡pero la esperanza del cristiano es muy diferente!

El libro cita a Nassim Nicholas Taleb que define a un estoico como “alguien que transforma el temor en precaución, el dolor en información, los errores en iniciativa y el deseo en un proyecto.”

Y el propósito del libro es ayudar al lector a hacer todo eso. Sin embargo, parece que los estoicos procuran hacer todo esto en su propia fuerza, sólo con el poder de la disciplina. El cristiano tiene algo mucho mejor, el poder de un Dios que le ama, y Él puede ayudar a poner en práctica estos buenos principios para mejor vivir la vida cristiana.

En conclusión, este libro me gustó mucho. Fue interesante leer cómo Ryan Holiday cita a tantos estoicos antiguos y resume sus enseñanzas en lenguaje moderno. El libro tiene mucho que enseñarnos a todos. ¿Aprendí cosas que no hubiera aprendido de libros sobre la vida cristiana? Quizás no. Y en este libro, los principios se presentaron desde una perspectiva diferente. Sin embargo, el libro para mí fue útil, y si uno recuerda comparar sus enseñanzas con las de la Biblia ¡lo recomiendo!

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