Creo que los momentos que más disfruté fueron los de anoche. Varios jóvenes vinieron a la casa y pasamos dos horas jugando en el parque y en la casa y luego cenamos arroz con leche y pan dulce. ¡Fue divertido!
La lección de la semana:
Esta semana Dios me ha estado llevando de nuevo a los versículos que me llamaron a esta obra y a mi matrimonio. Ha sido interesante volverlos a leer pero ahora con una perspectiva diferente, después de un año de estar dedicada a esto. ¡Dios es muy bueno!
La semana pasada viajamos a Chihuahua y estuvimos en la conferencia bíblica. Disfrutamos los ratos entre las reuniones conversando varios hermanos que no habíamos visto en mucho tiempo. ¡De verdad que cuán bueno y agradable es habitar los hermanos juntos en armonía! Después, pasamos unos días con mi cuñada y su familia en Cuauhtémoc. Me dio mucho gusto tener la oportunidad de conocer más a los niños ¡que ahora son mis sobrinos! Fueron días divertidos de juegos, comida rica y precioso tiempo en familia.
La lección de la semana:
En la conferencia de Chihuahua, los estudios bíblicos trataron sobre el libro de Judas. Es un libro pesado, lleno de situaciones tristes, menciones de pecado y fallas de creyentes. Pero ¡qué belleza al final de la epístola! A pesar de nuestras tentaciones, a pesar de nuestra debilidad, a pesar de nuestras caídas podemos alabar al Señor. Cristo es nuestro ejemplo en resistir la tentación, Cristo es fuerte, Cristo nunca cayó. ¡Y Él también es poderoso para guardarnos! Él es poderoso para mantenernos santos, sin caer en tentación, sin caer en pecado. Y cuando caemos, Él es fiel, nos perdona nuestros pecados para así presentarnos sin mancha al Padre. ¡Qué grandioso Salvador! ¡Qué poderoso Señor!
Algo que extraño de Guadalajara es una tiendita de libros usados cerca de Chapultepec, ¡mi calle favorita de la ciudad! Pero, hace unos días, ¡descubrí libros usados aquí! Ricky me llevó (casi, casi a la fuerza) a buscar algo que él necesitaba en un tianguis. ¡Y me sorprendí al ver la gran cantidad de libros usados! Obviamente, la mayoría eran libros de texto anticuados o libros cursis de superación personal, pero encontré un par de tesoros. La próxima vez que Ricky me diga que quiere ir a un tianguis, ¡voy a estar en el carro con el cinturón abrochado antes de que termine la frase!
La lección de la semana:
Esta semana me tocó escuchar una verdad difícil de aceptar. Luego, me tocó escuchar una verdad que me dolió. Luego, me tocó hablar una verdad que me entristeció muchísimo. ¡Nunca me había sentido tan abusada por verdades! Tuve que aprender que la verdad no cambia, sin importar como te sientas al respecto. Pero, a la vez, por más que duela, la verdad también sana. Es como un antiséptico que arde, pero a final de cuentas, te deja mejor de lo que estabas. Esta semana aprendí que la verdad dicha en amor puede doler, pero a final de cuentas nos hace libres. Libres de pecado, libres de errores, libres de rencor, libres de ilusiones.
El viernes pude platicar un ratito con una amiga por videochat. Tenía meses sin verla ni hablar con ella, entonces ¡fueron momentos muy especiales!
La lección de la semana:
En el estudio bíblico del miércoles, vimos 1 Corintios 4 y me impactó el 2ndo versículo que habla de lo que Dios requiere de los administradores: fidelidad. Como creyente, soy administradora de mi tiempo, mi dinero, mi energía, mi casa… ¿cómo administro lo que tengo? ¿Soy despreocupada en cómo uso esas cosas? ¿O soy fiel, organizando bien el uso de cada uno?
Me encantaron las flores blancas y rojas que me trajo Ricky. ¡Jamás creí que llegarían a gustarme los claveles! En especial los claveles blancos tienen unos pétalos que me hacen pensar en inocencia, en encaje perfecto, en pureza, en un largo vestido de novia… y sus hojas verdes son la promesa de un futuro brillante y lleno de vida.
La lección de la semana:
Dios provee. Dios promete proveer. Y Dios cumple su palabra. Esta lección ha sido una a la que he tenido que aferrarme en estos días, pero Dios sí provee. Dios nos da la fuerza emocional para seguir adelante en gracia. Dios nos da ayuda física para levantarnos e intentarlo de nuevo. Dios nos da comida espiritual para que no desmayemos haciendo bien.