El solitario

Hay soledad
en aislamiento. 
Silencio implacable.
Vacía reflexion.
Y vanas amistades
de la pantalla azul.

Hay soledad
en compañía.
Palabras y respuestas
con poca comprensión.
Suspiros de alivio
comunes al partir.

La soledad,
inevitable.
Mas Dios al solitario
le hace habitar
en una gran familia,
en plena comunión.
Imagen de Karen Sewell en Unsplash

Isaías 61: 1 y 3 en verso

Imagen de Kristina Tripkovic en Unsplash
Días de luto, 
tras la angustia 
de noches frías de tribulación.
Cada sueño
hecho ceniza, tu devastación
concluida.
La vida repleta de aflicción.
Mas Dios ordena:
ya no cenizas de desolación 
sino gloria.
Ya no quebranto a lamentar 
sino gozo.
Ya no la angustia en su desnudez
sino un manto 
de alegría.

Reseña: La mujer emocionalmente sana

Reseña la mujer emocionalmente sana

Este libro será una sorpresa para quien lo lea. Las mujeres creyentes estamos acostumbradas a libros que nos indican que debemos mantener la calma, ser amorosas sin condición, sacrificarnos para ser mujeres conforme a la voluntad De Dios. Mientras esos principios no son incorrectos, escuchar solo un lado del asunto nos puede llevar a tener vidas Cristianas desequilibradas. Esta autora no sugiere que debemos ser egocéntricas, pero sí nos señala que para ser mujeres emocionalmente sanas, debemos poner límites en nuestra vida, y más, que es imprescindible ser emocionalmente sanas si vamos a ser espiritualmente sanas. De hecho, Geri Scazzero habla de ocho cosas que ella tuvo que dejar de hacer para llegar a ser emocionalmente sana. Incluye cosas como “Dejar de morir a las cosas incorrectas”, “Dejar de negar la ira, la tristeza y el temor” y “Dejar de echarle la culpa a los demás.” 

Quizás un peligro de este libro será que alguna mujer lo tome como excusa para no ser servicial, pero francamente, lo dudo. En primer lugar, es mucho más común entre mujeres Cristianas el sacrificarse demás, el ser pasivas y no enfrentar estos asuntos en su vida. En segundo lugar, lejos de quitarle la responsabilidad a la mujer cristiana, la autora reta a la lectora a tomar acción. Dejar estas ocho cosas implica mucho más trabajo, mucha más responsabilidad y dar cuentas ante el Señor por cómo cuida su propia alma.

La mujer emocionalmente sana es un libro imprescindible para cualquier mujer cristiana que se siente abrumada y agobiada por sus “deberes” cristianos. Es un libro que por una parte, da libertad a la lectora de dejar cosas no saludables, pero también deja clara la responsabilidad por las acciones que lleva a cabo o no.  Es fácil suponer que siempre debes estar lista para “servir”, este libro nos recuerda que estamos aquí para dar gloria a Dios y no podemos hacer eso si estamos esclavizadas a complacer a los que nos rodean.

la tormenta que conozco

Imagen de Matt Hardy en Unsplash
Esta tormenta la conozco.
Los truenos, las olas, el viento cruel,
Entraron hasta mi alma 
con amenazas que me helaron. 
Y luego, desvaneció. 

La tormenta me dejó 
quebrantada, pero me dejó. 
A ella, esta tormenta
la ataca, la ahoga, la cansa…
y yo nada puedo hacer.
Esta tormenta la conozco. 

Esta tormenta, la vuelvo a ver.
Los truenos, las olas, el viento cruel,
Hoy entran hasta su alma, 
Con amenazas que la helan,
y se vuelven realidad.

Mas, sí puedo compartir:
“Esta tormenta la conozco,
sé que a tu alma trae terror.
Pero también, conozco a Alguien
que aún esta tormenta, 
los vientos y el mar le obedecen.” 

esperanza para una vida difícil

Imagen de Adrian Swancar en Unsplash

La vida es difícil.

Es impossible vivir sin enfrentar problemas que amenazan con quebrantarnos. Cada ser humano se enfrenta con un obstáculo imposible. La pérdida trágica de un ser querido, un diagnóstico devastador, un ataque traumático… la vida está llena de momentos oscuros, de sufrimiento, de maldad plena. 

Cuando Marta se enfrentó con la muerte de su hermano, y Cristo le prometió que volvería a vivir, ella afirmó que sí creía que algún día su hermano resucitaría. Y a veces, nosotros, atascados en la oscuridad, podemos pensar, como ella, que aquí, en la vida, lo que nos toca es dificultad y sufrimiento, y que tendremos gozo y paz en algún lejano día, después de la muerte, en el cielo. 

Pero, Cristo no solo vino para salvarnos de la muerte eterna.

No solo da esperanza para un futuro.

Él también da esperanza para el aquí y el ahora. 

“…yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.”

Juan 10:10

Cristo nos quiere dar vida en abundancia. Quiere mostrarnos su bondad, quiere que vivamos en la luz a pesar de la oscuridad que nos rodea. Él nos ofrece paz en plena tragedia. 

Mientras no promete quitar las dificultades, no promete que evitaremos las consecuencias de la maldad en el mundo, sí nos muestra misericordias nuevas cada mañana. Aquí, en la tierra, mientras vivimos, podemos comprobar la bondad de nuestro Dios.

Aún cuando sufrimos la maldad de otras personas, aún cuando la enfermedad nos ataca con dolor a diario, cuando nos ahogamos en la oscuridad que nos rodea, tenemos esperanza. 

Tenemos esperanza en nuestro Dios que siempre es bueno y nos mostrará su bondad no solo en la eternidad. 

Dios nos mostrará su bondad aquí, hoy.

“Hubiera yo desmayado, si no creyese que veré la bondad de Jehová

en la tierra de los vivientes.”

Salmo 27:13