¿A veces se te olvida el poder De Dios?
A mí, sí.
Sé que Él creó todo, que venció la muerte, que da vida en abundancia… Pero, cuando caigo derrotada bajo las presiones de la vida, cuando me enfrento con un diagnóstico negativo, cuando me veo totalmente cercada de una enredadera de problemas, lo último que se me ocurre es que Dios es poderoso.
Pienso en mi impotencia, en mi debilidad, en lo imposible de mi situación.
Pero no pienso en que el Dios que yo adoro es soberano.
Y veo a unas mujeres en Mateo 28 que tenían el mismo problema.
Su Mesías había muerto. Sólo les quedaba llorarle. Las ilusiones de un reino nuevo habían sido destrozadas. La realidad de un Cristo que les brindaba amor y respeto había acabado. El hombre que era su mundo, su esperanza había muerto.
El ángel en la tumba les dijo —Yo sé que buscáis a Jesús, el que fue crucificado. —Pero no se detuvo allí, sino que, con una invitación, trajo a su memoria la gran verdad que habían olvidado—.
Venid, ved el lugar donde fue puesto el Señor.

¡Él es el Señor!
El Señor que manda, que tiene todo bajo su control.
El Señor sobre la muerte.
El Señor sobre el mundo.
¡El Señor suyo!
Y recordar que Jesús es el Señor, lo cambió todo para ellas.