“Soy cristiano.”
Esas palabras siempre traen una reacción. A veces positiva, a veces negativa. Y generalmente, cuando es negativa uno piensa que es porque no saben lo que realmente es ser cristiano.
Pero, eso nos lleva a la pregunta, ¿qué es ser cristiano?
Cuando digo que soy cristiano, ¿qué significa?
¿Qué implica en mi visión del mundo, en mis acciones diarias, en mis prácticas espirituales?
Quizás me ayude saber de dónde viene la palabra “cristiano.”
Según un diccionario etimológico, “la palabra cristiano (perteneciente de Cristo) viene del sufijo -ano (pertenencia) sobre el nombre “Cristo”, el cual viene del griego Christos = “Ungido”.
Así que, entiendo que ser cristiano indica que no soy mío, sino de Cristo.
Él es el dueño de mi vida.
Me imagino que eso ya lo sabías. Nada de esto es nuevo para ti.
Pero, las consecuencias de vivir como si Cristo fuera dueño de mi vida son enormes.
Quiere decir que mis deseos desde el momento que llego a ser cristiano son irrelevantes. Claro, en ocasiones Dios los usará para guiarme en su voluntad. Pero, a veces no. Y mis decisiones nunca se basarán sólo en mis deseos.
Quiere decir que la opinión de otros sobre mí y sobre mis acciones, tampoco importan. Sólo importa lo que piensan de Cristo, gracias a mis acciones. Es decir, mis acciones ya no influyen sobre mi reputación, sino sobre la reputación de Cristo.
Quiere decir que aunque mi autoestima no sufrirá porque sé que soy una Hija, amada, escogida y atesorada por Dios, sólo viviré para complacer al Señor, no para hacerme sentir bien a mí misma.
Ser cristiano quiere decir que en mi vida, ya no mando yo.
Quiere decir que el lema de mi vida es,
“Señor, ¿qué quieres que yo haga?”
