Leí este artículo en www.arabahjoy.com y me tocó el corazón. Me comuniqué con la autora para obtener su permiso de traducirlo y compartirlo contigo. ¡Espero también te ayude!
¿Alguna vez has sentido que Dios te está destrozando? ¿Como si en lugar de amarte como debe, te está arruinando?
Para mi familia, este año ha sido uno de ruina y aunque sé que Dios es bueno y que me ama, me he preguntado qué está haciendo. Me he preguntado cómo saldrán las cosas.
Me he preguntado si algo bueno saldrá de las ruinas.
Hace poco estaba leyendo en Hechos 27 y en los versículos 14 al 26 Pablo estaba en medio de un naufragio (su versión de la ruina). De este pasaje aprendí algunas razones por las que un Dios que nos ama nos arruinaría. Si tienes una oportunidad, te animo a sentarte con tu Biblia y hacer tu propia lista de razones con base en este pasaje. Creo que te será de bendición. Yo aprendí que Dios podría arruinarnos para:
1. Recordarnos de Su soberanía.
En ocasiones Dios necesita recordarnos de lo muy poco que podemos controlar. No somos Dios, Él lo es. Como los marineros, en la tormenta muchas veces ni sabemos en qué dirección estamos yendo. Esto nos mantiene dependientes de Dios.
2. Hacer que cedamos “nuestras cosas”.
Dios a veces necesita hacer algo para que estemos dispuestos a soltar las “cosas” en nuestras vidas. Cuando llegamos cara a cara con la ruina, las posesiones de este mundo pierden el atractivo. Estamos muy dispuestos a “arrojar el cargamento.”
3. Restaurar nuestras prioridades.
En la tormenta, Dios en su gracia nos vuelve a orientar hacia lo que realmente tiene valor. Cuando vemos amenazada nuestra vida, las cosas más pequeñas llegan a ser las muestras más grandes de gracia.
4. Renovar nuestra confianza y reforzar nuestra valentía.
Pablo dijo algo que lo apartó completamente de la tripulación. Dijo, “Yo confío en Dios.” Cuando nos enfrentamos a la ruina, tenemos que confiar en Dios o darle la espalda. Podemos elegir confiar en Dios A PESAR DE TODO.
5. Hacernos escucharlo.
Dios sabe cómo ponernos en una posición en la que lo vamos a escuchar. La primera vez que Pablo intentó advertir al centurión y al capitán no le pusieron atención. Pero en una situación cuando sus vidas se veían amenazadas ¡cómo cambiaron las cosas! ¡Que no sea necesario usar medidas tan drásticas para que escuchemos lo que el Señor nos quiere decir!
Entonces, ¿por qué nos arruinaría un Dios que nos ama? En pocas palabras, lo haría para salvarnos, para nuestro propio bien. Ni un alma fue perdida en ese naufragio y Dios fue glorificado y alabado.

Si parece que Dios te está arruinando hoy, te animo a buscarlo. Abre Su Palabra y escucha Su voz. Recuerda lo que prometió y confía en Él como el Pastor de tu alma. Él sabe cuidar de los suyos y te pide que confíes en Él. Él arruina para salvar.