Hoy es un gusto compartirles un escrito poético no mío, sino de una amiga. ¡Espero lo disfruten como yo!
MONTAÑA BLANCA
Mira hacia arriba, mira la blanca montaña que acabas de conquistar.
Mira cuán pequeño eres.
Mira tus pies esforzándose por no caer. Le temes a la capa de hielo sobre el asfalto de una carretera estrecha y solitaria, temes resbalar porque aún te quedan por andar unos tres o cuatro kilómetros cuesta abajo, para llegar al pequeño pueblo donde te sentirás a salvo del gélido viento que ahora azota tu piel y quema tu rostro.
Mira a tu derecha, el Sol casi ha descendido por completo y pronto reemplazarán los tonos violetas al anaranjado y al rojizo que ahora inundan el horizonte.
La temperatura que continúa bajando con el Sol, tan escandalosa y estrepitosa, que lo puedes percibir hasta con el más pequeño de tus huesos.
Llegarás a tiempo, no deberás preocuparte por la helada noche, varios grados bajo cero.
Vivías en medio del verde, extendías la mano y encontrabas fácilmente una fruta jugosa y fresca que echarte a la boca. Los mangos maduraban y caían al suelo sin que nadie los recogiese, eran tantos que ya nadie quería comerlos.
La hora más agradable era justo la que antecedía al amanecer, cuando la noche alcanzaba su punto más fresco y tu piel se libraba por un poco del permanente calor.
No ha pasado tanto tiempo. Fue en una sola vida que el viaje te llevó hasta ese paraje nevado.
Te preguntas ¿Qué es la eternidad? ¿Qué es un tiempo sin principio ni final?
Ahora crees entenderlo, la eternidad no es una línea dibujada, carece de estado, carece de forma. Piensas que es parecido a la sensación tranquila que ahora recorre cada milímetro de tu ser, cada fibra de tu alma y cada rincón de tu espíritu.
Aún hay más que quiero mostrarte, aún hay paisajes que pueden estremecerte.
Mira, mírame a mí.
Mira el cuadro que yace frente a ti.
Lo sientes, sientes un suspiro abandonar tu cuerpo y un pensamiento nacer en tus ojos y terminar en algún lugar de tus entrañas.
Me escuchas, me escuchas en el viento que en tus oídos pareciera cantar a murmullos sin palabras.
Abandónate a mí y colmaré tus sentidos.
Abandónate a mí y aprenderás de los misterios.
Abandónate a mí y hallarás aún y lo que todavía no sabes que buscas.
Helena Tornel
Mi primer gran sueño fue escribir, mientras que publicar es uno que va naciendo. Soy escritor aficionado y mi género es la ficción y poesía lírica.
Nací en México, crecí muy cerca de Guatemala y he pasado la vida viajando. Espero que mis palabras sirvan cual ventanas a quien desee volar a través de las letras.