lo terrible y lo maravilloso de acercarse a Dios

 

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Imagen de QUOI Media Group / CC BY

En Tus bondadosos brazos caigo,

Un gusano miserable, pobre e incapaz.

Estas palabras están grabadas en una lápida en la India.

¿Qué pensaba el creyente que se autodenominó un gusano? ¿Qué tipo de creyente se siente tan indigno? ¿Quién habrá sido la persona tan pecadora o débil que sentía la necesidad de aclarar que era miserable, pobre e incapaz?

El hombre se llamaba William Carey.

Puedes leer su historia completa aquí. Sólo te voy a decir lo siguiente: William Carey fue un gigante de la fe. Este hombre de Gran Bretaña sacrificó todo lo que tenía y vez tras vez sufrió pérdidas enormes al servir al Señor en la India.

Nuestro amigo, Nico, nos estuvo comentando anoche que él ha notado algo curioso no sólo de William Carey, sino también en otras personas espirituales. Creyentes al madurar se dan cuenta cada vez más de su debilidad, pecaminosidad e indignidad.

Es interesante que al acercarnos a Dios, nos damos cuenta de quiénes somos.

Comenzamos a aborrecer el pecado en nuestras vidas más y más. Incluso ciertos héroes de la fe, como David Brainerd, por ejemplo, llegaron a padecer depresión al considerar su inmundicia ante la deslumbrante santidad de Dios.

Quizás esto parezca terrible, pero el himno grabado en la lápida de William Carey también menciona la maravillosa esperanza que tiene cada creyente.

¡Gracias a Dios, puedo descansar en sus brazos!

A pesar de mis fallas,

a pesar de mis deseos rebeldes,

a pesar de mi repugnante pecado,

a pesar de quien soy,

los brazos de Dios me reciben en bondad.

Comentarios: ¡me encantaría saber qué piensas!

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