el día después

Hoy es el día después del 25 de diciembre.

No se le conoce como el 26, sólo es para casi todos “el día después de…” Así es con todos los días grandes, ¿no? Los niños no piensan en el 7 de enero. Ése es el día después de los regalos. Las madres no piensan en el 11 de mayo. Ése es el día después de las atenciones. Los días después son los días en el que se va la emoción. Ya los regalos no son nuevos. Ya pasó la celebración. Ya llegó la realidad.

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Imagen de Allef Vinicius / CC-BY

Y es fácil sentirse decepcionado.

De hecho, sentirse así después de toda la emoción de las fiestas, es normal. Sólo no es bueno quedarse en ese estado emocional. Cierto, la celebración ya pasó. Las vacaciones se van, los regalos pierden su novedad.

Pero, la verdadera razón por la que celebramos ¡ahí sigue!

No quiero decir que debemos vivir siempre en un estado de emoción o celebración. Eso es imposible.

Lo que es posible es vivir contentos.

No bailando de felicidad a diario ni brincando de alegría. Pero, contentos. Podemos estar agradecidos y sentir satisfacción porque aunque la fiesta se acabó, la verdad no ha cambiado: vino el Salvador.

Aún “el día después de,” podemos estar contentos porque vino el Salvador.

Comentarios: ¡me encantaría saber qué piensas!

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