
Como tú no sabes cuál es el camino del viento, o cómo crecen los huesos en el vientre de la mujer encinta, así ignoras la obra de Dios, el cual hace todas las cosas. Eclesiastés 11:5
Cada uno de nosotros puede ser usado por Dios para cumplir Sus propósitos.
Él nos llama a obras y servicios específicos y si obedecemos, podemos servirle y tener el privilegio de ser parte de Su obra.
Pero, nunca debemos caer en el error de creer que sabemos lo que Dios está haciendo.
Para mí, es fácil creer que yo sé el siguiente paso de la obra. Puedo analizar cómo creo que progresará después de una serie de predicaciones, o suponer que después de cierta enseñanza se podrá establecer una asamblea.
La verdad es que realmente yo no sé.
Mientras yo me enfoco en la cantidad de niños que vienen a las clases bíblicas o en un espíritu de servicio que veo en algún hermano, el Señor está obrando invisiblemente en corazones que yo ni tomo en cuenta.
Leer este versículo fue un muy buen recordatorio para mí.
Yo soy sierva en la obra de Dios. Pero eso no quiere decir que yo sé o entiendo lo que Dios está haciendo. Mi propósito es obedecerle. Y sí, me corresponde enseñar y plantar semillas de verdad en los corazones de los que me rodean, pero también debo abrirme a cualquier posibilidad que Dios pone delante de mí.
Él es el Señor de la mies.
Él sabe lo que hace.
Yo no sé. Ni es necesario que yo sepa.