Y dije: No me acordaré más de él, ni hablaré más en su nombre; no obstante, había en mi corazón como un fuego ardiente metido en mis huesos; traté de sufrirlo, y no pude. Jeremías 20:9
¡Me encanta este versículo!
Realmente habla de unas cosas muy tristes, pero me encanta como este profeta quiso dejar de hablar de Dios pero las palabras eran como fuego en sus huesos. Me hace preguntarme si yo siento lo mismo.
¿Tengo un fuego en mis huesos para hablar De Dios? Cuando procuro no hablar de Él, ¿puedo o me brotan las palabras de la boca imparables?
Este profeta no quería hablar, pero no pudo detenerse.
Yo sé que debería, pero me temo que es muy fácil detener las palabras en mi boca.
¡Qué el Señor nos dé a todos fuego en los huesos para compartir Su Palabra y el mensaje del evangelio!
