
No hay gloria sin sufrimiento.
Y el sufrimiento siempre lleva a la gloria.
Aprendí esto en un estudio sobre 1 Pedro hace un par de semanas.
“…el Espíritu de Cristo que estaba en ellos, el cual anunciaba de antemano los sufrimientos de Cristo, y las glorias que vendrían tras ellos.” 1 Pedro 1:10, 11
En la vida de Cristo, primero vino el sufrimiento y después, las glorias.
Y en mi vida también, primero tiene que venir el sufrimiento y después, las glorias.
Dios quiere ver gloria en mi vida.
Me quiere limpiar. Quiere mostrar a todo mundo que en mí puede crear la fe pura y permanente.
Pero antes de esa gloria, tiene que venir el sufrimiento.
“…para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo…” 1 Pedro 1:7
El fuego limpia, deja sólo pureza.
Me anima saber esto.
He pasado por días de fuego. Y pasaré por más.
Tú también.
Pero, el sufrimiento no será en vano.