el reto de pedir fe

La siguiente característica que cada creyente puede y debe tener es la fe.

El fruto del Espíritu es la fe.

La fe es interesante para mí porque, aunque tengo fe en Dios, comparto una triste característica con muchos otros creyentes. Los creyentes tenemos fe en Dios para la salvación de nuestras almas, pero casi siempre hay unas pequeñas partes de nuestras vidas o momentos de tribulación que no permitimos que la fe toque. No los confiamos a Dios. Porque no creemos (esto es la definición de la fe) que Dios hará lo mejor. Puede ser difícil creer o tener fe cuando estamos en una situación difícil.

Por eso, cuando paso por ocasiones que requieren de fe, mis palabras generalmente no son “Señor, tengo fe.” Mis palabras se parecen más a las del padre del muchacho poseído,

“¡Señor, creo, ayuda mi incredulidad!”

Es a través de esto que me he dado cuenta de que sólo puedo creer, o tener fe, si Dios me ayuda. Si Dios no fortalece mi fe, mi fe tiembla y se desmorona bajo la presión de las tribulaciones. Si yo como creyente, tengo fe, es porque Dios me la ha dado y la ha fortalecido.

No te voy a retar este fin a demostrar la fe. 

Te voy a retar a orar al Señor durante estos tres días, “Creo, ayuda mi incredulidad.”

Comentarios: ¡me encantaría saber qué piensas!

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