El reto de la semana pasada fue orar que el Señor enviara obreros a la mies.
Esta semana, el reto es ser, en cierta forma, un obrero en esa mies.

El reto es invitar a alguien que no es creyente a la predicación del evangelio.
Para unos esto será lo más fácil del mundo, para otros, será bastante difícil. Pero, sí es sencillo: sólo invita a uno a escuchar la predicación. Puede ser compañero de la escuela o el trabajo, puede ser algún primo o alguna tía. Debe ser alguien que conoces que no es salvo.
Dales la invitación.
Y luego, claro, ora que vengan a escuchar.
¡Luego me cuentas si de verdad asistió o no tu invitado!