El proceso de la tentación

“Fruta prohibida es la más apetecida.”

Imagen de Bon Vivant en Unsplash

En Josué 7, cuando los Israelitas atacaron una ciudad bajo órdenes de no tomar botín, Acán vio “un manto babilónico muy bueno” junto con grandes cantidades de plata y oro. Él mismo confesó: “lo cual codicié y tomé”. A pesar de que Dios había dicho que no tomaran nada, Acán lo vio bueno y lo codició. 

Este proceso no era nada nuevo, ya que en Génesis 3 lo mismo había pasado. Dios había mandado que no comieran de la fruta de cierto árbol, pero Eva, “vio que el árbol era bueno para comer…y árbol codiciable…” y comió.

En ambos casos lo prohibido se veía bueno y era algo codiciable. De hecho, Dios en ningún momento dijo que las cosas eran malas. Sólo prohibió tomarlas sin explicar porqué. 

Acán y Eva eran dos personas muy diferentes, de dos épocas muy distintas y seguramente las razones por las que desobedecieron no eran las mismas, pero el proceso sí fue el mismo. Si este proceso funcionó para tentar a Eva y miles de años después para tentar a Acán, el Enemigo también lo va a usar en nuestra contra hoy. 

Nos debe parar en seco si lo prohibido por Dios comienza a verse bueno y codiciable. Es señal de tentación.

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