el evangelio para los que ya creen

No te tengo un video hoy, tristemente, ¡pero te comparto estos pensamientos por escrito!

Hoy quiero hablar del evangelio.

Por lo general, enfatizo la importancia de compartir el evangelio, de ser buen testimonio, de asegurarte que tus amigos conozcan el evangelio, pero hoy no.

Quiero considerar cómo el evangelio nos afecta a nosotros, que ya somos creyentes.

El mensaje del amor de Dios, de la justicia de Dios vertida sobre Cristo para rescatarme es algo que conozco muy bien. Es algo que es una parte de mi vida tan esencial y tan básica como el respirar. Pero, por esa razón, a veces llega a ser algo común y corriente y ya no me asombra, ya no me maravillo del evangelio.

El único Dios, Padre Eterno, Creador del universo creó un mundo para habitar con la humanidad. Para compartir Su amor, misericordia y gloria. Tristemente, la raza humana eligió al pecado en lugar de elegirlo a Él y quedamos separados.

Y ahora viene el “pero” más grandioso de todos los tiempos.

Pero, Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, mandó a su Hijo unigénito para que todo aquel que en Él cree no se pierda y nos dio vida eterna.

Y a mí, ¿cómo me afecta?

Dios quiere habitar y andar conmigo, me ha dado la potestad de ser hecha hija de Él y quiere que yo esté en su presencia, quiere tener comunión conmigo.

Y me extraña cuando no paso tiempo con Él.

De eso se trata el evangelio.

Del Ser glorioso que quiere compartirlo todo conmigo por la eternidad.

¡Eso es una maravilla! ¡Eso es asombroso! ¡Eso es inspirador!

Comentarios: ¡me encantaría saber qué piensas!

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