Todos tenemos algo en nuestro pasado que quisiéramos cambiar.
Hoy les voy a compartir algo que si pudiera regresar en el tiempo y cambiar mis acciones, lo haría.

Hace unos meses estábamos en una oficina con una agente esperando a que la otra agente. Ella empezó a preguntarnos de dónde éramos, a qué nos dedicábamos, por qué habíamos llegado a Irapuato, etc. Después de explicarle que nos dedicábamos a predicar el evangelio y enseñar la Biblia, ella dijo que a final de cuentas todos creíamos lo mismo, la misma Biblia, el mismo Dios…
Y yo me quedé callada.
No sé si fue porque temía que no pudiéramos seguir trabajando con ella.
No sé si fue porque no quería caerle bien.
Pero, no corregí esa mentira. Y lo lamento.
Todo salió bien con los papeles ese día, nos despedimos de ella y nunca la he vuelto a ver. Pero, de vez en cuando pienso en ella y me pregunto qué hubiera pasado si le hubiera dicho la verdad. “La verdad no todos creemos lo mismo. La mayoría de las personas creen que haciendo cosas buenas pueden llegar al cielo pero la Biblia dice que no es por obras. La Biblia nos dice que es por gracia y fe en el obra del Señor Jesucristo en la cruz cuando derramó su sangre para borrar nuestros pecados.”
Pero esas palabras las encerré en mi ser y ella nunca las escuchó.
¡Qué triste! Dejé pasar la única oportunidad que tuve de hablar con ella acerca de las verdades más importantes que ella jamás oiría.
Pero aprendí mi lección. Y la siguiente vez que alguien me haga un comentario sobre lo que “todos creemos” ¡no se me vuelve a ir la oportunidad!