Porque por ahí andan muchos, de los cuales os dije muchas veces, y aun ahora lo digo llorando, que son enemigos de la cruz de Cristo… Filipenses 3:18
¡Qué raro! ¿El apóstol hablaba de los enemigos de la cruz de Cristo llorando?
¿Por qué no con coraje por su mal testimonio?
¿Por qué no con ira justa por sus palabras blasfemas?
No, Pablo lloraba al pensar en los enemigos de la cruz de Cristo.
¿Cuándo fue la última vez que lloré yo conmovida por la condenación de una alma perdida?
¿Y tú?
¿Somos caracterizados por el amor de Cristo hacia esas pobres almas condenadas a muerte por su rechazo de la cruz de Cristo? ¿Su situación nos causa tristeza y dolor? ¿Nos mueve la compasión a llorar por ellos?
Cuando Jerusalén rechazó Su salvación, Cristo lloró.
Cuando los enemigos de la cruz se opusieron a la verdad, Pablo lloró.
Y hoy, cuando los pecadores rechazan el evangelio, ¿lloro yo?
¿Lloras tú?