Estamos a medio año, ya en pleno verano. Y francamente, los propósitos de año nuevo ya están muy lejos de la consciencia. Entonces, ¿por qué estoy hablando de propósitos de año nuevo en julio?
Pues, el 2017 para mí ha sido un buen año en cuanto a propósitos. Sigo estableciendo los hábitos que me propuse tener. Sí he fallado, claro. A la vez, he podido regresar sin desánimo al estilo de vida que me propuse en enero.
Pero, ¿por qué?
¿Qué factores predicen si voy a fallar o cumplir con mis propósitos de año nuevo?
Creo que son tres cosas que hacen toda la diferencia.
1. Son pocos.
Al principio del año, claro, había muchos cambios que quería hacer pero elegí sólo los más importantes (entre 3 y 5). Decidí que no podría enfocarme en tantos cambios a la vez. Cambiar hábitos requiere de mucha energía y creo que es mejor repartirla entre pocos para que haya más energía por hábito y así incrementar la probabilidad del éxito en el cambio. Las demás metas, las dejé para unos meses después, o para el próximo año.
2. Tienen fecha límite.
También me puse una fecha límite. “Quiero bajar de peso” es un deseo. “Quiero bajar 10 kilos para el 31 de marzo” es un plan. Me puse una fecha y una cantidad para cada propósito y así tuve un plan con el que podía iniciar. No me garantiza lograrla, pero tener una meta definitiva sí incrementa la probabilidad. Una fecha límite me motiva más (porque es más presión) ¡y me da un momento definitivo de celebración cuando al fin lo logro!
3. Tengo un compañero.
No tengo quién me acompañe en todos los propósitos, pero sí en algunos. Y tener alguien que está haciendo lo mismo que tú ¡ayuda mucho! Entre ambos nos animamos y nos motivamos. Cuando uno no tiene ganas, el otro le recuerda que es importante. Cuando al otro se le olvida, uno se lo recuerda. ¡Es muy bueno tener a un hermano o una amiga como compañero de propósitos de año nuevo!

Obviamente, Dios es el que ha puesto en mi vida la capacidad y la disciplina para hacer lo que sí he logrado. Y hay algunas metas que aún no he logrado aunque ya nos pasamos de su fecha límite, pero no me voy a desanimar por eso. Simplemente voy a ajustar la fecha y procurarlo de nuevo. Dios me ayudará.
Y hablando de Dios, ¡es bueno consultar con Él antes de elegir propósitos y poner metas al iniciar el año!
Orar te convence de la importancia de cumplir los propósitos que Dios ha puesto en tu corazón. Y te ayuda a eliminar los que no son muy importantes.
Además, te infunde más la carga de responsabilidad que te estás tomando al establecer estas metas. Al orar acerca de tus propósitos de año nuevo, te haces responsable ante Dios mismo por cómo administras tu tiempo y tus hábitos.
Las tres cosas que señalé anteriormente, son claves para cumplir con tus metas cada año. Pero, si no oras al establecerlas, no tendrán mucho valor aunque las cumplas.
Si Jehová no edificare la casa,
En vano trabajan los que la edifican;
Si Jehová no guardare la ciudad,
En vano vela la guardia.
Salmo 127:1
La gran responsabilidad ante Dios intimida. Es normal temer la pena de no cumplir con pocas metas. El temor de fallar si pongo una fecha límite con una cantidad o un número es real. Evitar la responsabilidad de cumplir una meta con alguien es común. Pero, es importante tomar en serio la responsabilidad de crecer y desarrollarte.
Y es difícil, sí. En el 2017, ya he fallado un montón de veces. Pero, sigo intentando lograr mis metas en tiempo.
No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos. Gálatas 6:9