Mi casa

Pensé que mi casa se llenaría 
de risa, tristezas, de compañía.
Pero en Su Palabra, Dios me dijo así:
“Yo te edificaré casa a ti.”

No me esperaba en la mesa tan pocos,
Y menos tener vacíos los cuartos.
Mas cuando clamé, Dios me dijo así:
“Yo te edificaré casa a ti.”

Pues, mis pensamientos no son los suyos,
me lleva, fiel, por sus altos caminos.
Y puedo confiar cuando me dice así:
“Yo te edificaré casa a ti.”

La guía del Señor

Clamo al Señor que me guíe.
Que me haga ver claramente
Su alto camino,
y su plan perfecto.

Desesperada, temiendo
sentimientos confundidos,
no quiero perderme
la voluntad suya.

Como si no estuviera su columna
de fuego en la noche,
de nube en el día,
dando guía y protegiendo del desierto.

Como si no estuviera cerca y atento.
Con cada suspiro,
momento orando,
mi fe, mas no su amor hacia mí, aumenta.

Trabajar es honroso.

El llamado del Creador. 
La carga. 
La vocación. 

Se obsequia 
junto con la preparación. 

Se recibe, 
se acepta,
con convicción. 

Y se lleva a cabo,
a la mas alta capacidad.
Se hace. Se hace bien. 

Rebosa el corazón por
la oportunidad,
el privilegio,
la satisfacción. 

El oír,
responder,
y trabajar,
es un honor.

Todo crece

Hoy quiero compartir unos profundos pensamientos de Rachel Holmes, una amiga escritora, que tiene un blog en inglés llamado Full of Good Things. Les recomiendo mucho que lo lean, si pueden. Por el momento, les dejo aquí mi traducción de su poema: Todo crece.

Todo crece.

Las personas, las ideas, el pecado, 
Las plantas y las preocupaciones y el asombro.

¿Cuánto tiempo echaron raíces antes de brotar?
¿Y cuánto duraron escondidos antes de hacerse ver?

Germinando bajo la superficie, en silencio, 
sin observarlos nadie.

Pero todo sale a la luz,
tarde que temprano.

Los retoños, el escándalo o el carácter
surgen de la raíz, del fundamento, de la base.

Toman tiempo y silencio, 
cuidado y alimento. 
O no lo toman y mueren.

Todo crece. 
¿Y en ti?

El solitario

Hay soledad
en aislamiento. 
Silencio implacable.
Vacía reflexion.
Y vanas amistades
de la pantalla azul.

Hay soledad
en compañía.
Palabras y respuestas
con poca comprensión.
Suspiros de alivio
comunes al partir.

La soledad,
inevitable.
Mas Dios al solitario
le hace habitar
en una gran familia,
en plena comunión.
Imagen de Karen Sewell en Unsplash