Si lees con frecuencia mi blog, sabes que yo estoy convencida de que cada creyente debe ser un misionero. Pero, a veces, las personas que no se dedican a tiempo completo a ser misioneros no están seguros de donde empezar. (A veces, ¡aún los misioneros nuevos no saben por dónde empezar!)
Hoy te quiero compartir 5 actividades misioneros que puedes hacer en dónde estás.
1. Orar por un alma no salva.
El trabajo más grande del misionero es orar por las almas perdidas. Ora. Ora específicamente. Ora diariamente. Ora fervientemente.
2. Apoyar en las clases bíblicas.
¿Hay una obra con niños donde vives? Busca la manera de involucrarte. Si te gustan los niños, qué bueno. Si no, no te preocupes. Hay trabajos en los que puedes apoyar sin realmente entrar en contacto con los niños. Quizás comprar los premios, quizás limpiar el área antes o después de la clase… ¡los que lo organizan seguro te podrán decir qué necesitan!
3. Invitar a alguien a la predicación del evangelio.
No hay nada mejor para las almas inconversas que escuchar un claro mensaje del evangelio sin poder interrumpir. 🙂 Invita a algún compañero de clase o de trabajo, a algún vecino o a una prima. Quizás te digan que no, ¡pero quizás vayan!
4. Regalar un folleto cada vez que salgas.
¿Vas a la escuela? Llévate un folleto. ¿Vas a comprar tortillas? Llévate un folleto. ¿Vas al estudio bíblico? Con alguien te tienes que topar antes de llegar, ¡llévate un folleto!
Ser un misionero no requiere de un talento especial o de un don espiritual extraordinario.