Nada como una buena historia misionera, ¿verdad?
Muchos creyentes me dicen que son los libros que más disfrutan. Es tan interesante leer las historias de misioneros. Casi siempre son aventuras, muchas veces son chistosas y claro, siempre nos inspiran. Los personajes principales de esos libros llegan a ser nuestros héroes.
Hoy te voy a compartir tres historias misioneras que todo creyente misionero debe conocer.
1. Mary Slessor
Esta señorita creció en una familia en donde siempre había escasez por el alcoholismo de su papá. Desde los once años, trabajó para ayudar a mantener a la familia. Estas dificultades la hicieron valiente e independiente, rasgos de carácter que ella necesitaría al trabajar entre las tribus aisladas de África que jamás habían visto a una persona blanca y no valoraban la vida de las mujeres. De hecho, desde antes de irse tuvo que valerse de estas características, ¡porque antes de salir como misionera, primero tuvo que persuadir a la sociedad misionera que la dejara ir!
Leí la historia de Mary Slessor vez tras vez como adolescente. Me encantaba esta historia de la mujer que construía sus casas y lugares de reunión orando sobre la mezcla porque no sabía nada de construcción, que se enfrentaba con los jefes de las tribus para decirles que los gemelos no eran demonios y no tenían por qué matarlos, que adoptaba a las niñas y los gemelos abandonados. Mary Slessor llegó a ser mi héroe.
Puedes encontrar su biografía aquí, ¡es una historia increíble!
3. Heriberto Elliot
No sé mucho de este hombre y la mayoría de los cristianos no lo conocemos. Él era el hermano de Jim Elliot y mientras que Jim Elliot y su esposa Elisabeth se hicieron muy famosos cuando Jim y sus cuatro compañeros misioneros fueron asesinados en el Ecuador, Heriberto Elliot y su esposa Colleen, ya eran misioneros en Perú.
De hecho, Heriberto Elliot seguía trabajando en Perú cuando falleció en 2012.
Elisabeth Elliot hablaba muy bien de su cuñado y concuña, decía que ellos estaban dispuestos a ayudar a quien llegara a su hogar, de día o de noche. Pero, claro, lo que sobresale en mí opinión de esta pareja es su perseverancia y fidelidad. Heriberto estaba dispuesto a pasar desapercibido en su servicio. Su vida de servicio constante es un gran testimonio. Él y su esposa apoyaron el inicio de asambleas, establecieron una escuela cristiana en Trujillo y estuvieron involucrados en muchas obras evangelísticas. ¡Qué testimonio el de Heriberto Elliot!
No encontré ninguna biografía de este hermano fiel, pero sí está este artículo sobre su vida.
3. Tú.
Sí, tú puedes ser un héroe misionero. De hecho, ya lo eres.
Te aseguro que aunque tú estás más que consciente de tus fallas y por más que te desanimen tus debilidades, hay alguien que te considera un héroe. Te están observando y para ellos, tú heres un héroe de la fe. Tu vida los inspira. Cuando muestras compasión a un niño, o cuando regalas un folleto a un desconocido, o cuando llevas algo de comer a una familia… al vivir tu vida, eres un héroe.
Es un reto y una motivación.
Te observan.
¡Y eres su héroe de la fe!