No todos aman cantar. No a todos les gusta como cantan.
Pero, si no eres de los que cantan en la regadera, o al conducir en el tráfico, o al tender la cama, ¡te recomiendo que lo pruebes!
¿Por qué creo que es tan bueno cantar?
1. Es una manera de desahogarse.
Claro, podría sacar el estrés platicándole todo a algún amigo o llorando a solas en la recámara. Pero, el cantar hace lo mismo. Te ayuda a poner en palabras lo que sientes y, dependiendo de dónde estés, ¡te puede ayudar a sacarlo a todo volumen! El canto, como el llanto, es una liberación de las emociones negativas y positivas.
2. Refuerza la doctrina.
¡Depende de lo que cantes! Pero, me he dado cuenta de que cuando canto acerca de la salvación, o la fidelidad de Dios, o la oración, recuerdo la importancia que tienen en mi vida y las bendiciones que tengo gracias a todo ello. Tengo más presentes las cosas importantes de la vida porque he estado cantando sobre ellas.
3. Esto me lleva a glorificar a Dios.
Cuando recuerdo todo lo que ha hecho por mí en la cruz o cuando pienso en que pronto regresará el Señor, ¡mi corazón lo exalta! Además, los buenos cantos le dan gloria porque hablan sus verdades.
Así que, te dejo con estas tres razones esperando que pronto tus vecinos, o tu familia, o los que conducen a tu lado en el tráfico ¡te oigan cantar!