Hace poco conocí a una señora que casi no oye, casi no ve y sufre de dolores intensos en los pies. Es una señora ya grande. Y la experiencia de pasar tiempo con ella me obligó a hacerme una pregunta.
¿Haz pensado alguna vez en cómo podrías compartir el evangelio con una persona de la tercera edad?
Los tenía olvidados.
Me encantaba estar involucrada en clases bíblicas para niños. Ayudaba a organizar actividades para adolescentes. Asistía a predicaciones al aire libre en plazas o canchas. Pero, ¿la gente mayor? Ni se me ocurría llevarles el evangelio.
Creo que muchos creyentes, como yo, simplemente no han pensado en que las personas de la tercera edad también necesitan escuchar el evangelio.
De hecho, quizás lo necesiten más que nadie.

Entonces, hoy voy a compartir tres cosas que podemos hacer para llevar el evangelio a personas mayores.
1. Leerles historias de la Biblia.
Muchas personas mayores ya no pueden leer porque se les cansa la vista. Es una excelente oportunidad para pasar tiempo con ellos y enseñarles las verdades del evangelio. Sea leerles capítulos del evangelio de Juan o sea leerles una historia de la Biblia en formato de cuento para niños, esta actividad te ayudará a compartir el evangelio de una manera que ellos podrán disfrutar.
2. Llevarles regalitos.
Es fácil olvidar que las personas mayores casi nunca pueden ver a sus amigos. Un pequeño regalo les asegura que aún hay personas (además de su familia) que los quieren. No es necesario gastar mucho. La mayoría disfrutaría un disco con himnos, otros unas flores, quizás algunos apreciarían unas galletas artesanales (¡si no sufren de diabetes!). Si tú les muestras que te interesa su bienestar, cuando les hables del evangelio, sabrán que es por eso que lo compartes.
3. Compartirles audio evangelístico.
Cuando una persona ya no puede salir por cuestiones de salud, su mundo se reduce bastante. Muchas personas de la tercera edad no pueden hacer más que ver la televisión. Probablemente estarían muy dispuestos a escuchar un mensaje del evangelio que les trajiste porque es un cambio de rutina. (También les podría interesar leer folletos evangelísticos si no tienen problemas de la vista.)
¡Espero estas ideas te inspiren a extender la mano a alguna persona mayor que conozcas y compartirle el evangelio!