¡Esta semana he estado rodeada de niños todos los días!
De hecho, fueron los niños los que me inspiraron a presentarte el reto de este fin.
Te propongo que invites a una persona, sea niño, joven o adulto, a la clase bíblica del domingo.
Es un poco más relajado, y puede ser más interesante para los que llegan por primera vez. La clase puede ser de igual provecho para los adultos, ya que en ocasiones se abren un poco más cuando no sienten que el mensaje se dirige hacia ellos directamente.
¡Luego me cuentas si fue la persona que invitaste