Instrucciones para un hogar piadoso

Como padres nuevos, mi esposo y yo queremos hacer todo lo posible por establecer el mejor hogar posible. Un hogar lleno de cultura, de retos físicos y mentales, de aprecio por lo práctico, al igual que lo bello, pero más que nada, un hogar piadoso, un hogar que honra a Dios.

Imagen de Kelly Sikkema en Unsplash

En Deuteronomio 11:18 al 20 creo que encontré cómo establecer ese hogar.

“Por tanto, pondréis estas mis palabras en vuestro corazón y en vuestra alma, y las ataréis como señal en vuestra mano, y serán por frontales entre vuestros ojos. Y las enseñaréis a vuestros hijos, hablando de ellas cuando te sientes en tu casa, cuando andes por el camino, cuando te acuestes, y cuando te levantes,y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas…”

Aquí están las instrucciones para un hogar piadoso. Todo empieza con uno, de manera personal.

En el versículo 18, la Palabra de Dios debe estar:

En mi corazón: dirige mis emociones. 

En mi alma: dirige mi ser, quién soy.

En mi mano: dirige lo que hago. 

Entre mis ojos: dirige lo que veo, o quizás mejor dicho, en lo que enfoco la mirada.

Es que nosotros muchas vemos tenemos esto al revés. Permitimos que nuestras emociones nos guíen. Creemos que lo que rige nuestra vida es quienes somos, según nuestra personalidad o nuestros rasgos de carácter más fuertes. Para saber todo sobre alguien, le preguntamos a qué se dedica, como si su trabajo lo definiera. Y nos dejamos llevar por lo que vemos. Pero, todas estas cosas que creemos que nos definen como personas, se deben verificar, y de hecho, regir por la Palabra de Dios.

Luego, las instrucciones sobre el hogar en general. El versículo 19, indica qué estará en mi boca. Debo hablar de la Palabra de Dios: 

Sentado en la casa: relajado con la familia. 

Andando por el camino: en las actividades del día con otras personas. 

Acostado en la cama: descansando con mi pareja. 

Levantándome por la mañana: al iniciar el día solo.

Sin importar con quién hablamos, aunque sea solo nuestro monólogo interno, tenemos un tema recurrente. ¿De qué hablamos? Cuando pasamos un rato en familia en el patio, cuando conversamos con conocidos en el trabajo o la escuela, cuando platicamos con nuestra pareja, y en nuestros pensamientos a solas ¿cuál es nuestro tema? No deben ser exclusivamente las Escrituras. Pero sí, debe estar siempre en conformidad con la Palabra de Dios.

Finalmente, lo que me pareció más importante para un hogar piadoso, se encuentra en el versículo 20. La Palabra de Dios está escrita en dos lugares claves de la casa:

En los postes de la casa: sostiene al hogar. 

En las puertas: se anuncia a los vecinos y a los que pasan.

La Palabra de Dios debe ser las columnas que sostienen nuestro hogar. Sobre ella tomaremos las decisiones para nuestra familia, sobre ella nos apoyaremos para saber qué permitir y qué no, sobre ella fundaremos los principios que inculcamos en nuestros hijos. 

Y la Palabra de Dios debe desplegarse abiertamente desde mi hogar hacia el mundo. Mi testimonio debe ser claro. La Palabra de Dios, escrita en mi puerta.

¡Qué reto tan grande! 

Dejarme dirigir por la Palabra de Dios de manera personal. Hablar de la Palabra de Dios con todos los que me rodean. Basar mi hogar en la Palabra de Dios y dejarlo muy en claro para los que pasan por la puerta. 

Pero, ¡qué belleza de hogar! ¿No?

La fuente en mi vida de sacerdocio

También hizo la fuente de bronce y su base de bronce, de los espejos de las mujeres que velaban a la puerta del tabernáculo de reunión.”

El tabernáculo es una sombra impresionante de muchísimos principios de la vida cristiana, desde la salvación hasta la comunión. Y me parece muy especial el significado de construcción de la fuente de bronce en Éxodo 38:8.

En esta fuente los sacerdotes se tenían que lavar. Era lógico que se tuvieran que lavar ya que estaban tratando con sacrificios de animales y seguramente se llenarían de sangre y entrañas, además de estar llenos del polvo del desierto en el que se encontraba el tabernáculo. Pero, más allá de lo literal, me llamó la atención lo simbólico de esta fuente. 

La fuente era el lugar en donde los sacerdotes se tenían que detener al pasar del altar de bronce al santuario. 

El altar de bronce representa el sacrifico de Cristo en la cruz para nuestra salvación. 

En el santuario estaba el altar de incienso, la mesa de panes y el candelero que representan la intercesión, la comunión y la iluminación respectivamente. Es decir, en el santuario está representado nuestro servicio diario ante Dios con nuestros hermanos en Cristo.

¿Qué representa la fuente? El agua en la Biblia muchas veces representa la Palabra de Dios. Pero, esta fuente no solamente tenía agua, sino que se había formado con los espejos de bronce que ofrendaron las mujeres de Israel. En esta fuente, los sacerdotes veían su reflejo, no solo se lavaban. Además, el metal de la fuente era el mismo metal del altar de bronce, es decir, concordaban.

La Biblia funciona en nuestra vida exactamente como la fuente en la vida de los sacerdotes. 

Así como los sacerdotes tenían que pasar a lavarse varias veces, no como una interrupción, sino como parte natural de su servicio, nosotros también necesitamos pasar a nuestra fuente, la Palabra de Dios. Ahí podemos ver nuestro reflejo, podemos ver si nuestro andar concuerda con nuestra salvación y podemos lavarnos de las impurezas que nos contaminan en nuestra vida diaria (aunque esta vida sea de servicio a Dios). 

La Biblia dice que somos sacerdocio santo para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo. Y en el Antiguo Testamento, a través de estas instrucciones para el tabernáculo podemos ver un ejemplo esencial para nuestra vida de sacerdocio.

Una cumbre más

Escalé.

Con un peso imposible,

monté esas cumbres.

Llevé hasta las cimas,

sudando, sangrando,

mi cuerpo fatigado. 

Lo logré, 

tortura inolvidable.

Ahora, me enfrento 

con una cumbre nueva.

No hay mas opciones

hay una cuesta nueva.

¡Otra más!

Respiro muy profundo.

Levanto las manos:

asirme de las rocas

con manos sangrientas

y comenzar de nuevo

a escalar.

un poco de gramática para estudiar la Biblia

¿Te gusta la gramática?

A mí, me fascina todo lo que tenga que ver con el idioma, ¡pero Ricky me dice a cada rato que no es tan interesante para otra gente como para mí!

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 Imagen de Kinga Cichewicz en Unsplash

Pero, hoy sí quiero hablar un poquito acerca de la gramática porque quiero mostrarte algo que puede ayudar mucho a entender pasajes en la Biblia.

Es algo bastante básico, pero sí requiere de un poco de práctica para que realmente sea de ayuda en tu lectura y estudio de la Biblia.

¿Recuerdas cuando aprendiste en la escuela cómo dividir una oración o un enunciado?

Se divide en dos partes: el sujeto y el predicado. Ahora, esas dos partes se pueden dividir más pero por el momento no tenemos porqué ir más allá. El sujeto, como recordarás, es la parte que contiene la cosa, persona, objeto o idea del enunciado. El predicado, incluye lo demás, específicamente, es lo que hace o lo que se le hace a esa cosa, persona, objeto o idea.

Por ejemplo, en el enunciado: El perro café se detuvo en la banqueta. “El perro café” es el sujeto, de lo que trata el enunciado y “se detuvo en la banqueta” es el predicado, lo que hizo.

Pero, lo más útil, al menos para mí, al estudiar un versículo o un pasaje es identificar dos palabras solamente: el núcleo de cada parte.

Es decir, el sustantivo más importante del sujeto y el verbo más importante del predicado.

En nuestro ejemplo: El perro café se detuvo en la banqueta. El núcleo del sujeto es: perro. Las demás palabras no son tan importantes. Igual, el núcleo del predicado es se detuvo, porque las demás palabras no son esenciales.

¿Cómo lo sé? Si digo: “perro se detuvo”  se entiende la idea principal de lo que sucedió. Lo demás sólo le agrega detalles, el color del perro y el lugar en el que se detuvo.

En los siguientes ejemplos, sucede lo mismo.

…por cuanto todos pecaron

(Sujeto: todos

Verbo: pecar)

…la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.

(Sujeto: dádiva

Verbo: ser)

…también viviremos con él…

(Sujeto: nosotros, no se dice, pero se entiende

Verbo: vivir)

Unos ejemplos más complejos:

…para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.

(Sujeto: aquel

Verbo: perderse, tener)

…habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos.

(Sujeto: ojos

Verbo: ver)

¿Por qué incluyo esta entrada en un blog sobre ser misionero?

Pues, si quieres compartir el evangelio, es muy importante saber qué dice la Biblia. Es importante poder estudiarla y entender lo que quieren decir los versículos.

A veces, al leer los versículos, uno se puede perder entre tantas frases y siempre es de ayuda poder identificar el sujeto, es decir quién o qué está llevando a cabo la acción o recibiendo la acción y poder identificar qué es lo que está haciendo o lo que se le está haciendo, es decir cuál es la acción.

¡Espero estos ejemplos te hayan ayudado e inspirado para que la próxima vez que estudies tu Biblia puedas identificar fácilmente de quién se trata el texto y qué está haciendo!