“También hizo la fuente de bronce y su base de bronce, de los espejos de las mujeres que velaban a la puerta del tabernáculo de reunión.”
El tabernáculo es una sombra impresionante de muchísimos principios de la vida cristiana, desde la salvación hasta la comunión. Y me parece muy especial el significado de construcción de la fuente de bronce en Éxodo 38:8.

En esta fuente los sacerdotes se tenían que lavar. Era lógico que se tuvieran que lavar ya que estaban tratando con sacrificios de animales y seguramente se llenarían de sangre y entrañas, además de estar llenos del polvo del desierto en el que se encontraba el tabernáculo. Pero, más allá de lo literal, me llamó la atención lo simbólico de esta fuente.
La fuente era el lugar en donde los sacerdotes se tenían que detener al pasar del altar de bronce al santuario.
El altar de bronce representa el sacrifico de Cristo en la cruz para nuestra salvación.
En el santuario estaba el altar de incienso, la mesa de panes y el candelero que representan la intercesión, la comunión y la iluminación respectivamente. Es decir, en el santuario está representado nuestro servicio diario ante Dios con nuestros hermanos en Cristo.
¿Qué representa la fuente? El agua en la Biblia muchas veces representa la Palabra de Dios. Pero, esta fuente no solamente tenía agua, sino que se había formado con los espejos de bronce que ofrendaron las mujeres de Israel. En esta fuente, los sacerdotes veían su reflejo, no solo se lavaban. Además, el metal de la fuente era el mismo metal del altar de bronce, es decir, concordaban.
La Biblia funciona en nuestra vida exactamente como la fuente en la vida de los sacerdotes.
Así como los sacerdotes tenían que pasar a lavarse varias veces, no como una interrupción, sino como parte natural de su servicio, nosotros también necesitamos pasar a nuestra fuente, la Palabra de Dios. Ahí podemos ver nuestro reflejo, podemos ver si nuestro andar concuerda con nuestra salvación y podemos lavarnos de las impurezas que nos contaminan en nuestra vida diaria (aunque esta vida sea de servicio a Dios).
La Biblia dice que somos sacerdocio santo para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo. Y en el Antiguo Testamento, a través de estas instrucciones para el tabernáculo podemos ver un ejemplo esencial para nuestra vida de sacerdocio.