
“Diospi Suyana” quiere decir “Confiamos en Dios.”
Y es el nombre de un hospital que fue inaugurado en el 2007 en Perú.
Ese hospital puede dar servicios de la misma calidad que cualquier buen hospital en los E.E.U.U. pero es un hospital que tiene precios accesibles a cualquiera que necesite tratamiento. De hecho, se estableció el hospital para atender a personas que vivían en pobreza extrema, un grupo que las autoridades nacionales pasaban por alto, la comunidad Quechua.
¿Cómo llegó a ser?
Regresemos a 1995.
Klaus-Dieter John, un joven doctor alemán, y su esposa, Martina, habían terminado sus residencias en Sudáfrica y habiendo completado esa última fase de capacitación, ahora eran libres de aceptar cualquier trabajo que les ofrecieran. Habían estudiado en Alemania e Inglaterra, además habían asistido a Yale y Harvard, entonces estaban muy preparados para cualquier trabajo de alto prestigio.
Pero, no era lo que querían.
Desde antes de casarse, Klaus y Martina habían tenido el deseo de trabajar en un país que realmente necesitara de su ayuda. Ahora era el momento de tomar una decisión: aceptar el puesto de profesor que le habían ofrecido en una universidad en Alemania, o enviar una solicitud para trabajar en el Hospital Vozandes del Oriente en Ecuador. La pareja cuenta que con temor y con poca fe, decidieron ir a Sudamérica. En la solicitud, enfatizaron que eran, en primer lugar, doctores, y que su fe en Cristo, venía en segundo lugar, pero Dios tenía planes de cambiar eso.
En los cinco años que estuvieron trabajando en ese hospital, se dieron cuenta que si un hospital no recibía suficientes donativos, tendría que cobrar más y ya no podría ayudar a los más necesitados. De ahí, surgió la idea de construir su propio hospital y en el 2002, Klaus y Martina John comenzaron a trabajar en las planas de su hospital ideal. Completamente convencidos de que era el plan de Dios que construyeran un hospital propio, viajaron a Alemania para compartir su visión con quien se detuviera a escucharlos y enviaron unas mil cartas escritas a mano para solicitar apoyo. Pero para el 2004, sólo habían recibido 251 donativos.
Siguieron adelante y en el 2005 ya estaban hablando con una constructora. Pero el hospital tendría un costo de aproximadamente 4 millones de dólares y aún no habían conseguido un ingeniero que supervisara el proyecto. Alguien sugirió que los John, quienes se encontraban en Alemania en ese momento, se comunicaran con el Ingeniero Klemenz. Nadie lo sabía, pero él y su esposa habían estado orando que Dios les diera un proyecto especial, entonces reconocieron que Dios los estaba guiando. Entonces, ese mismo año, los Klemenz llegaron a Perú para supervisar la obra. A pesar de los gastos extra que siempre surgen en una obra de construcción, nunca se tuvieron que endeudar, porque el Señor siempre proveyó ¡aunque a veces a última hora!
El Señor dio gracia para que en varias etapas del proyecto, los John recibieran apoyo de la primera dama de Alemania, el presidente de Impsat-Perú (una empresa de telecomunicaciones), la primera dama de Perú y el embajador de Alemania. Gracias al apoyo de estas personas y otras personas de prestigio, pudieron superar problemas con el Ministerio de Cultura (prohibió que continuara la construcción), con la aduana (detuvieron máquinas y materiales que necesitaba el hospital) y varias otras situaciones difíciles con el gobierno. Cada vez, Dios proveyó la manera de que el proyecto siguiera. El doctor Klaus John, dice que el hospital Diospi Suyana es una prueba de que Dios se muestra, de que lo puedes ver, a pesar de tantas dudas, a pesar de la falta de fe.
Es por eso que el título de su autobiografía es “He visto a Dios.” La historia de cómo llegó a ser traducida del alemán al inglés, es otra muestra de la provisión de Dios, pero si gustas aprender más de Klaus John y su trabajo como misionero en Perú, puedes encontrar su biografía en español aquí.
Espero que esta historia de la provisión de Dios para este proyecto, te haya inspirado a servir a Dios aún en lo imposible.
